El ruiseñor – Ricardo Miró
Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido…
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna…
Desde la rama del ciprés dormido
el dulce ruiseñor canta a la luna
y la invita a bajar hasta su nido…
Ya ves qué casto amor tan sin fortuna…
¿Qué esperamos agrupados en el foro?
Hoy llegan los bárbaros.
¿Por qué inactivo está el Senado
e inmóviles los senadores no legislan?
Porque hoy llegan los bárbaros.
…
Qué luz extraña, dime, ha poblado este cuerpo
repetido en portales, escaparates, brumas,
ingenuo paseante de la ciudad, hermano,
caminante del mismo aturdimiento
…
Te esperaré del lado del silencio.
Entre las sombras de las lentas horas.
Te esperaré en el fondo de mis sueños
allí donde comienzan nuestras cosas.
…
Vendrá de noche cuando todo duerma,
vendrá de noche cuando el alma enferma
se emboce en vida,
…
Ahora mismo enhebro esta aguja
con el hilo de un propósito que no digo
y me pongo a remendar. Ninguno de los prodigios
que anunciaban taumaturgos insignes
se ha cumplido,
…
Hay unos seres increíbles
que vagan en la noche honda;
cuerpos indefinibles,
…
Afanan nuestras almas, nuestros cuerpos socavan
la mezquindad, la culpa, la estulticia, el error,
y, como los mendigos alimentan sus piojos,
…
¿Vergüenza de qué? Cuando uno ha cumplido condena,
si lo dejan salir, es porque es como todos
y en las calles hay gente que estuvo en presidio.
De la mañana a la noche callejeamos por las avenidas
y nos da lo mismo que llueva o luzca el sol.
…
¡Piedad, Señor, piedad para mi pobre pueblo
donde mi pobre gente se morirá de nada!
Aquel viejo notario que se pasa los días
en su mínima y lenta preocupación de rata;
…
(POCO ANTES DEL AMANECER, CUANDO LOS GATOS DIRIGEN EL TRÁFICO)
Son estas las ruinas y las lluvias del otoño,
entrar en el metro atravesando la puerta de una iglesia
llorar por la afonía de un grillo, caminar y volver a entrar a la iglesia
pero esta vez a través de la lluvia,
…
“¡Adelante, Brigada Ligera!”
“¡Cargad sobre los cañones!”, dijo.
En el valle de la Muerte
cabalgaron los seiscientos.
De «Más cuentos infantiles políticamente correctos»
Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz.
La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre
es la única.
…